Un Patriota en la corte de Josh Allen

¿Y qué carajo pinta este tío aquí? Diría cualquier bisonte que se precie y que lea el título de mi carta. Muy sencillo, voy a pasar a presentarme. Mi nombre es Chusy, sí, ese que todos los martes, religiosamente, entra en ¨Estampida Bills¨ a saludar, suelta alguna perlita y, después, cae rendido en las garras de Morfeo. Eso sí, doy fe de que el miércoles, a primera hora, me pongo al día… y tengo testigos. Caí en este mundo de la NFL, fruto de la saturación de mi otra gran pasión, que es el basket. En una de mis mejores etapas como entrenador, en la que me encontraba con más sintonía con mis jugadores y disfrutaba de verdad en una cancha y un banquillo, apareció, en el entreno, un chaval al que yo había entrenado desde sus inicios, con una camiseta azul, con el 12 en la espalda y que ponía Brady. ¿Quién es ese señor, Gonzalo? Coach, de verdad me estás preguntando esto? Este señor es Tom Brady. Es Dios, me dijo. Y el domingo juega la Super Bowl contra Atlanta. “Como flipa esta juventud”, pensé. Años después, sí, años después, descubrí el secreto y la gran intrahistoria de aquella noche y aquel partido. Tengo que reconocer que después del Half Time Show y ver a ¨la rubia¨ aquella que caía del cielo, me fui a dormir pensando que aquello no iba a ninguna parte. Al día siguiente, pregunté por preguntar y vacilar un poco a mi pupilo, ¨ ¿Qué tal anoche, chaval? Tienes cara de sueño, creo que no os fue muy bien.¨ Cuál fue mi sorpresa cuando el muy capullo sonrió y me dijo ¨Coach ya me imaginaba que no tenías mucha idea de qué va esto¨ Valiente mamón. Menos mal que hizo un temporadón de escándalo que nos ayudó a ser campeones ese año. Por supuesto, a la celebración llegó con su flamante camiseta y el 12 a la espalda. Ahí empezó todo. Luego llegaron los escarceos por redes buscando información sobre New England, Y descubrí al que, para mí, sí que es Dios y es el Coach Bill Bellichick. Pero eso ya es otra historia que algún día si queréis os contaré… Como anécdota os diré que la primera noticia que leí el día que dije ¨hoy empiezo a ser de los Patriots¨ fue el traspaso de Tom Brady a Tampa, así como el fichaje de Cam Newton. Ahora decidme si eso no es tener huevos… Jajajajaja. Después llegaron los chicos de Patriots España, que fueron los que me metieron en vena el amor por New England Patriots. Un día me invitaron a su podcast. Y hasta ahora, sigo disfrutando con ellos.   Y entonces apareció Él… Un día despierto, miro el móvil y veo un mensaje en Telegram de un tal ¨EduBills¨, que me propone entrar una noche en Estampida Bills, para hablar de New England y del partido que jugábamos ese fin de semana. Y allá que fui, siempre con el beneplácito de mi gente, ya que iba en su representación. Y ahí fue cuando encontré otra de las grandes cosas de este mundillo, lo grande que es conocer a un rival desde dentro, para valorar y apreciar el trabajo que se hace y cómo se ven las cosas desde la otra banda. Además, si das con colegas como los que por aquí andan, todo es mucho más sencillo. Para mí, fue un placer pasar a formar parte de Estampida Bills, como ese Patriota de pro que todos los martes por la noche se une a los bisontes de La Estampida. Lugar de encuentro para toda la Bills Mafia, con ese código deontológico que os reconoce: devoción, pasión, respeto y mucho amor por esos colores rojo azul y blanco de la franquicia sita en el oeste del  gran estado de Nueva York. Y yo que mis primeros recuerdos del fútbol americano son eso duelos entre los Niners y los Cowboys, entre Troy Aikman y Steve Young. Sin embargo, lo que a mí más me llamaba la atención era un equipo dirigido por un tal Jim Kelly, que siempre jugaba bajo la nieve con el 12 a la espalda y que moría en la orilla contra  los grandes colosos del oeste de aquella época. Será que es que yo soy del Madrid, qué le vamos a hacer… Un enorme saludo y muchas gracias por hacerme un huequecito entre vosotros. Prometo portarme bien.   Jesús García del Álamo, ¨Chusy¨ @Chusy74

El renacer de Sean McDermott

https://www.gannett-cdn.com | Beane & McDermott

Hace unos días, Buffalo Bills informó de la renovación del general manager Brandon Beane y del head coach Sean McDermott, hasta 2027. La renovación de Beane no tiene mucho debate. Desde su llegada, en 2017, sus aciertos son innumerables y sus sombras se limitan a algunas extensiones de contratos con un notorio sobrepago. La que genera muchas más dudas es la renovación de Sean McDermott. Con las estadísticas en mano, no hay discusión: tres últimos títulos de división y un récord de 62 triunfos y 35 derrota. Vamos intentar desgranar esas dudas que podría generar su renovación. McDermott llegó, en enero de 2017, bajo una pequeña guerra entre los propietarios, los Pegula, y el entonces general manager, Doug Whaley. Semanas después, Whaley fue despedido y fue presentado Brandon Beane -procedente de Carolina Panthers, igual que McDermott-. Llegaba al equipo como uno de los mejores defensive coordinator de la liga. Estuvo con Panthers en el Super Bowl L. En su primera temporada, metió al equipo en playoffs, con un récord 9-7 y después de una última jornada de infarto. El verdadero proceso se inicia en la temporada 2018, gracias a la llegada de un offensive coordinator nuevo, Bryan Daboll, junto con la elección -vía NFL Draft- del quarterback Joshua Patrick Allen. En la temporada 2019, el equipo acaba con un récord de 6-10 y algunas dudas sobre la elección de Josh Allen. El egresado de la Universidad de Wyoming demuestra ser un súper atleta con un gran brazo, pero experimenta una notoria falta de precisión en los pases. En 2020, Beane hace un movimiento arriesgado, ya que traspasa la 1ª ronda del NFL Draft por Stefon Diggs. En esa postemporada, Josh Allen realiza un esfuerzo nunca visto en la NFL para mejorar en la precisión de pase. Los Bills son el equipo revelación y se presentan en la final de conferencia, donde los Chiefs nos dan un auténtico correctivo. En 2021, el factor sorpresa desaparece y los Chiefs nos vuelven a ganar en uno de los mejores partidos jamás visto en la NFL. Pero en ese partido pasan cosas y se generan muchas dudas sobre el liderazgo de McDermott y su defensive coordinator Leslie Frazier. En la temporada siguiente, la salida del ofensiva coordinator Brian Daboll genera el ascenso de Ken Dorsey -antiguo coordinador de quarterbacks-, generando una ilusión de aire fresco. Todo empieza bien, con un juego atractivo y un ataque consistente que hace que nos vayamos al bye week con un récord de 5-1. Después de la jornada de descanso, el equipo entra en un atasco mental, tanto los jugadores y el staff pierden el norte, el conjunto se desploma. McDermott comete acciones controvertidas: se le nota indolente y descentrado, se lía con los tiempos muertos en Miami, incluso Diggs se burla de ´él a la hora de pedir un challenge, y no sabe ayudar a Josh a controlarse ante las provocaciones continuadas de Wilkins. Da la sensación de que ha perdido al equipo. Bengals arriba a Buffalo, en la ronda divisional, y  nos dan una lección de cómo se prepara un partido. Pero cuando parecía todo perdido, McDermott se levanta. La temporada 2023 ha significado de inicio el adiós Frazier, siendo el propio McDermott el responsable principal de nuestra defensiva. Esperemos ver esa defensa agresiva que nos tenía acostumbrados en Carolina, consolidando una defensa mucho más dinámica. Sean, estamos contigo a muerte, pero lo tienes que dar todo. #BillsMafia #GoBills  ❤️🤍💙 @CorneliusBills

El deseo del nuevo estadio

Los fans de los Bills ya estamos acostumbrados a las largas esperas. Esperamos 18 años para volver a playoffs y 25 para ganar nuevamente la división. Mientras la NFL se llena de modernos estadios con un lujo y comodidades envidiables, lo cierto es que, en la sacrificada área de WNY, nuestra querida franquicia sigue a la espera de su nueva casa. Pero el nuevo hogar, ya llegará. El War Memorial Stadium fue la primera casa de los Bills en la nueva American Football League, en 1960. En dicho momento, la instalación ya contaba con 23 años de vida y había dado cabida a muchos deportes aparte del football, como el béisbol, el soccer e, incluso, vio pasar un par de eventos relacionados a NASCAR, ya que en su interior existía un óvalo para carreras de ¼ de milla de extensión. War Memorial Stadium – https://www.stadiumsofprofootball.com/ La instalación contaba con una capacidad máxima de 46.000 espectadores y fue la sede de uno de los dos títulos que consiguió la franquicia, de la mano del gran Lou Saban y del QB Jack Kemp, que fue Secretario de Vivienda durante el mandato de GW Bush. La leyenda Ralph Wilson debió cambiar sus planes de contar con una franquicia de AFL en Miami y apostó por un proyecto en Buffalo, sabiendo que debía lidiar con una “pesadilla en acero y hormigón”, como relataba Brock Yates en un artículo de Sports Illustrated, en 1969. Un espacio físico lamentable, en un barrio complejo y con pocos estacionamientos y baños. Se hablaba que había que “entrenar” o contar con “riñones de hierro” si querías ir a ver un partido de los Bills. Si bien Wilson había firmado inicialmente un contrato de arriendo por 3 años, debió renovarlo un par de veces hasta que llegó el momento del ultimátum, donde la NFL -ya fusionada- exigió una capacidad mínima de 50.000 para los estadios de sus miembros. El War Memorial tenía sus días contados. Y la franquicia en Buffalo también, ya que Wilson movería al equipo de ciudad si no empezaban los trabajos para el nuevo estadio techado, al menos, en 1969. La ciudad corría el riesgo de quedarse sin equipo en las Grandes Ligas deportivas de los Estados Unidos, ya que los Buffalo Braves y los Sabres llegaron en 1970 a la NBA y NHL, respectivamente. Rich Stadium – https://buffalonews.com/ Y así comenzó el proyecto del Rich Stadium, la segunda casa en la historia de los Bills, discutiendo si el estadio sería emplazado en el centro de la ciudad, para albergar hoteles, sala de exposiciones y restaurantes, o ubicado en un área suburbana, con terrenos de menor costo, menor congestión en el transporte y con menos viento, por estar alejados del lago. Si bien, en 1967, se había iniciado la discusión por el nuevo estadio y, en 1968, se habían autorizado los 50 millones para financiar el proyecto, ya era enero de 1971 y aún no había estadio. La Legislatura del condado de Erie abandonó la idea de un estadio techado en el suburbio de Lancaster (ubicado al NE del actual estadio de Orchard Park), dando la orden de buscar una nueva localización, lo cual gatilló la demanda de DSI, la compañía que construiría las nuevas dependencias. Al mismo tiempo, Wilson seguía amenazando al condado que se llevaría al equipo, sosteniendo conversaciones con representantes de las ciudades de Seattle y Memphis. Recién, en septiembre de 1971, se entregó la aprobación para apoyar financieramente la construcción del nuevo estadio, que albergaría 80.000 espectadores. También se decretó el acuerdo para el arriendo de la instalación a los Bills. En abril de 1972, comenzaron los trabajos de construcción del llamado por Wilson “Buffalo Bills Stadium”. El dueño no era amigo de ceder los derechos de nombres a terceros (tampoco era algo tradicional en aquellos tiempos), pero, finalmente, el condado aceptó el millón y medio de dólares que ofreció Robert Rich Sr. por 25 años, con lo que vimos nacer al Rich Stadium (nombre forzado por la legislatura local, ya que Wilson no gustó del nombre original, Coffee Rich Park) en agosto de 1973, con una capacidad de 80.020 espectadores y una superficie de AstroTurf, la misma que ya existía en el Astrodome de Houston y en ambos estadios de Kansas City. El primer partido oficial terminó en triunfo de nuestros Bills por 9-7 a los Jets, en la semana 3 de la temporada 1973. No hubo touchdowns en aquel partido. Pero Wilson nunca gustó de la denominación. Y a los fans tampoco, que querían su “The Stadium”. Los tickets decían “One Bills Drive, Orchard Park, NY”, el material promocional y los programas de partido contenían la leyenda “the New Stadium”. Rich demandó a los Bills por 7,5 millones. Suficiente como para volver a la realidad… luego de 10 años de acciones legales. En sus inicios, no se vieron grandes éxitos en el Rich, salvo la irrupción del genial pero también controvertido OJ Simpson y varios conciertos de los Rolling Stones, The Who y Grateful Dead. Debieron pasar 15 temporadas para alojar el primer partido de playoffs contra los Oilers, un duelo triunfante de los dirigidos por Marv Levy y con la presencia de nuestros héroes de la infancia Jim Kelly, Bruce Smith, Thurman Thomas y Andre Reed, en enero de 1989. En aquel año, el viejo War Memorial fue demolido, quedando el asta de la bandera original, que fue instalada en el Pilot Field (actual Sahlem Field), una instalación utilizada para disputar enfrentamientos de béisbol de Ligas Menores hasta el día de hoy. Luego de aquel triunfo en casa, vino una década de éxitos y tristezas (¡Norwood!), que concluyó en 1997, con el último enfrentamiento en playoffs hasta aquel momento, una dolorosa derrota ante unos nuevos y poderosos Jaguars, comandados por el sargento Coughlin, Mark Brunell y el recién exaltado al Hall of Fame, Tony Boselli. ¿Qué vino después? El fin del contrato con Rich, momento ideal para que Ralph se saliera con la suya y denominara el estadio con… Continue reading El deseo del nuevo estadio

EL “COLD FRONT” DE BUFFALO BILLS

Antes que nada, quiero expresar con total sinceridad que soy un amante del aspecto ofensivo del deporte y que, generalmente, a la hora de mirar un juego (sea en el deporte que sea) tengo que estar totalmente identificado con algún participante del mismo. Está aclaración la hago para tener en cuenta la perspectiva desde donde me enfocaré y poder transmitir cómo afectó este tema sobre mis gustos personales. Poniéndonos en contexto, hacemos un viaje virtual al pasado para situarnos en el año 2014. Nuestros Buffalo Bills eran totalmente lo opuesto a lo que vivimos hoy en día. La franquicia navegaba por las oscuras aguas de 14 años sin poder entrar a los playoffs de la NFL, totalmente dominados en la División Este de la Conferencia Americana por los New England Patriots de Brady, Belichick y compañía. Con la muerte de Ralph Wilson, dueño y fundador del equipo, los fantasmas de una compra de la franquicia y una relocalización en un mayor mercado nacional o internacional rondaban por las tierras gélidas de Western New York.  En la parte estrictamente deportiva, iniciaba su segundo año el que se supondría sería nuestro quarterback franquicia, EJ Manuel. Y mediante unos trades para avanzar puestos en primera ronda seleccionaban a quien también se suponía sería un jugador franquicia, el receptor rookie Sammy Watkins.  La plantilla estaba comandada por el Head Coach Doug Marrone, que iniciaba su segundo año al frente de la misma. Acompañado por el coordinador ofensivo Nathaniel Hackett (hoy Head Coach de Denver Broncos) y el puesto de Coordinador Defensivo quedaba vacío, ya que Mike Petine se marchaba a ocupar el puesto de HC en Cleveland Browns. Está vacante sería ocupada por Jim Schwartz, quien había sido despedido de su cargo de HC en Detroit Lions.  Jim Schwartz & Doug Marrone – syracuse.com Los Buffalo Bills de ese entonces, además de ser un equipo sufrido, era un equipo de temporadas siempre mediocres. Particularmente, en ofensiva, era todo muy difícil y costaba mucho trabajo y sufrimiento encadenar series ofensivas largas, llegar a la zona roja y anotar touchdowns. Por esos años era tendencia la búsqueda de “dual threat QBs”. Por ese motivo, seleccionaron a EJ Manuel, ya que Wilson, en Seattle; Kaepernick, en SF; Newton, en Carolina y Griffin III, en Washington le daban pelea a los Brady, Manning, Rodgers y Brees para ver quién se quedaba con el dominio y el estilo de juego que se impondría en la liga por los siguientes años. La ofensiva Bills de ese entonces, fiel a su filosofía histórica (que gracias a Dios, Josh Allen y Brian Daboll la sepultaron y espero que para siempre) trataba de establecer siempre el juego terrestre, para luego sorprender con algún pase y hacerles las cosas más fácil al joven QB. Lo cual no siempre resultaba, entonces debían terminar las series confiando en la precisa y certera pierna de Dan Carpenter.  Todo este contexto hacía que ver a la ofensiva Bills fuera extremadamente difícil y de repente, lo que para mí era la parte más aburrida del juego, o sea la defensa, se convirtiese en algo muy atractivo. La llegada del Coordinador Defensivo Jim Schwartz y su filosofía defensiva hizo “el milagro”. Jim Schwartz alzado por sus jugadores – mlive.com El famoso “Cold Front” es el nombre que utilizan los meteorólogos para denominar a las tormentas que se forman en el lago Erie y descargan su furia de frío y nieve sobre la ciudad de Buffalo, fue el mismo nombre que utilizó la prensa al hacer referencia a la línea defensiva de los Buffalo Bills. Una línea defensiva compuesta por 4 integrantes y no estamos hablando de cualquier línea defensiva, sino que de los 4 jugadores, 3 fueron elegidos al Pro Bowl, y 2 de esos 3 jugadores fueron elegidos All-Pro. Nos referimos a Mario Williams, Marcell Dareus, Kyle Williams y Jerry Hughes. La filosofía de Schwartz era un defensiva con mucha presión al QB contrario, partiendo de una línea muy dominante que se imponía por sí sola, las cargas o blitz de LB’s o DB’s eran cotidianas y en la mayoría de los casos llegaban al QB, lo cual hizo que la defensiva Bills fuera la número 1 en la liga en el apartado capturas de QB con 54 sacks en la temporada. (Estadísticas de las últimas 5 temporadas: 27 sacks 2017; 36 sacks 2018; 44 sacks 2019; 38 sacks 2020 y 42 sacks 2021). Este estilo de defensiva agresiva era muy linda de observar, diría que era más satisfactoria que cuando la ofensiva tenía la posesión. Su manera de presionar, de llegar al QB para la captura o al menos un hit hacía que los QBs rivales padecieran. Ir a jugar de visitante al Ralph Wilson Stadium era ir a sufrir, porque la afición se encendía cuando tocaba defender y la defensa, generalmente, hacía su trabajo. La victoria sobre los Ravens de Flacco, que eran los campeones del último Super Bowl, la imagen de Johnny Manziel tirado en su propia end zone, que fue una especie de meme en su momento cuando -creo- los memes todavía no estaban instalado del todo, y que Aaron Rodgers fuera interceptado dos veces por un desconocido Bacarri Rambo nos habla de cómo uno disfrutaba ver tal show.  Con una línea de élite, no era necesario tener super estrellas detrás de ellos, los linebackers eran Preston Brown, Brandon Spikes y Nigel Bradham, los safeties Aaron Williams y Da’Norris Searcy mientras que los dos cornerbacks eran Stephon Gilmore y Corey Graham. “One Man Club” Kyle Williams, bien flanqueado – sportsnet.ca Otra diferencia que noto con el sistema actual es que los jugadores prácticamente no rotaban, salvo que fuera por una lesión o en algún momento del partido por cansancio, siempre era la misma formación y el mismo sistema. Tal vez fuese porque se dependía mucho de lo que hiciera la defensa para poder ganar, ya que en ofensiva estaban muy lejos de contar con Josh Allen y compañía. Lamentablemente, los Buffalo Bills y más… Continue reading EL “COLD FRONT” DE BUFFALO BILLS