Los fans de los Bills ya estamos acostumbrados a las largas esperas. Esperamos 18 años para volver a playoffs y 25 para ganar nuevamente la división. Mientras la NFL se llena de modernos estadios con un lujo y comodidades envidiables, lo cierto es que, en la sacrificada área de WNY, nuestra querida franquicia sigue a la espera de su nueva casa.
Pero el nuevo hogar, ya llegará.
El War Memorial Stadium fue la primera casa de los Bills en la nueva American Football League, en 1960. En dicho momento, la instalación ya contaba con 23 años de vida y había dado cabida a muchos deportes aparte del football, como el béisbol, el soccer e, incluso, vio pasar un par de eventos relacionados a NASCAR, ya que en su interior existía un óvalo para carreras de ¼ de milla de extensión.
La instalación contaba con una capacidad máxima de 46.000 espectadores y fue la sede de uno de los dos títulos que consiguió la franquicia, de la mano del gran Lou Saban y del QB Jack Kemp, que fue Secretario de Vivienda durante el mandato de GW Bush.
La leyenda Ralph Wilson debió cambiar sus planes de contar con una franquicia de AFL en Miami y apostó por un proyecto en Buffalo, sabiendo que debía lidiar con una “pesadilla en acero y hormigón”, como relataba Brock Yates en un artículo de Sports Illustrated, en 1969. Un espacio físico lamentable, en un barrio complejo y con pocos estacionamientos y baños. Se hablaba que había que “entrenar” o contar con “riñones de hierro” si querías ir a ver un partido de los Bills.
Si bien Wilson había firmado inicialmente un contrato de arriendo por 3 años, debió renovarlo un par de veces hasta que llegó el momento del ultimátum, donde la NFL -ya fusionada- exigió una capacidad mínima de 50.000 para los estadios de sus miembros. El War Memorial tenía sus días contados. Y la franquicia en Buffalo también, ya que Wilson movería al equipo de ciudad si no empezaban los trabajos para el nuevo estadio techado, al menos, en 1969. La ciudad corría el riesgo de quedarse sin equipo en las Grandes Ligas deportivas de los Estados Unidos, ya que los Buffalo Braves y los Sabres llegaron en 1970 a la NBA y NHL, respectivamente.
Y así comenzó el proyecto del Rich Stadium, la segunda casa en la historia de los Bills, discutiendo si el estadio sería emplazado en el centro de la ciudad, para albergar hoteles, sala de exposiciones y restaurantes, o ubicado en un área suburbana, con terrenos de menor costo, menor congestión en el transporte y con menos viento, por estar alejados del lago.
Si bien, en 1967, se había iniciado la discusión por el nuevo estadio y, en 1968, se habían autorizado los 50 millones para financiar el proyecto, ya era enero de 1971 y aún no había estadio. La Legislatura del condado de Erie abandonó la idea de un estadio techado en el suburbio de Lancaster (ubicado al NE del actual estadio de Orchard Park), dando la orden de buscar una nueva localización, lo cual gatilló la demanda de DSI, la compañía que construiría las nuevas dependencias. Al mismo tiempo, Wilson seguía amenazando al condado que se llevaría al equipo, sosteniendo conversaciones con representantes de las ciudades de Seattle y Memphis.
Recién, en septiembre de 1971, se entregó la aprobación para apoyar financieramente la construcción del nuevo estadio, que albergaría 80.000 espectadores. También se decretó el acuerdo para el arriendo de la instalación a los Bills.
En abril de 1972, comenzaron los trabajos de construcción del llamado por Wilson “Buffalo Bills Stadium”. El dueño no era amigo de ceder los derechos de nombres a terceros (tampoco era algo tradicional en aquellos tiempos), pero, finalmente, el condado aceptó el millón y medio de dólares que ofreció Robert Rich Sr. por 25 años, con lo que vimos nacer al Rich Stadium (nombre forzado por la legislatura local, ya que Wilson no gustó del nombre original, Coffee Rich Park) en agosto de 1973, con una capacidad de 80.020 espectadores y una superficie de AstroTurf, la misma que ya existía en el Astrodome de Houston y en ambos estadios de Kansas City. El primer partido oficial terminó en triunfo de nuestros Bills por 9-7 a los Jets, en la semana 3 de la temporada 1973. No hubo touchdowns en aquel partido.
Pero Wilson nunca gustó de la denominación. Y a los fans tampoco, que querían su “The Stadium”. Los tickets decían “One Bills Drive, Orchard Park, NY”, el material promocional y los programas de partido contenían la leyenda “the New Stadium”. Rich demandó a los Bills por 7,5 millones. Suficiente como para volver a la realidad… luego de 10 años de acciones legales.
En sus inicios, no se vieron grandes éxitos en el Rich, salvo la irrupción del genial pero también controvertido OJ Simpson y varios conciertos de los Rolling Stones, The Who y Grateful Dead. Debieron pasar 15 temporadas para alojar el primer partido de playoffs contra los Oilers, un duelo triunfante de los dirigidos por Marv Levy y con la presencia de nuestros héroes de la infancia Jim Kelly, Bruce Smith, Thurman Thomas y Andre Reed, en enero de 1989.
En aquel año, el viejo War Memorial fue demolido, quedando el asta de la bandera original, que fue instalada en el Pilot Field (actual Sahlem Field), una instalación utilizada para disputar enfrentamientos de béisbol de Ligas Menores hasta el día de hoy.
Luego de aquel triunfo en casa, vino una década de éxitos y tristezas (¡Norwood!), que concluyó en 1997, con el último enfrentamiento en playoffs hasta aquel momento, una dolorosa derrota ante unos nuevos y poderosos Jaguars, comandados por el sargento Coughlin, Mark Brunell y el recién exaltado al Hall of Fame, Tony Boselli.
¿Qué vino después? El fin del contrato con Rich, momento ideal para que Ralph se saliera con la suya y denominara el estadio con su nombre. También vino la contracción de capacidad, bajando de los 80.290 (capacidad máxima entre 1984 y 1994), hasta los 71.608 del día de hoy. Las remodelaciones de 1998, 2003 y 2013 iban de la mano con renovaciones del arriendo con el condado Erie, propietarios del estadio.
Llegaron Terry y Kim. 146 millones en renovaciones, el cambio de nombre a New Era, luego Bills Stadium y ahora Highmark Bluecross y-no-recuerdo-qué-más Stadium.
También llegó Diosh, y nos llevó a playoffs. Luego de 23 años, volvimos a jugar en casa por postemporada, contra los Colts. ¿Recuerdan aquel partido? Sufrimos mucho. Sé que tampoco olvidan aquel partido bajo la nieve en 2017, decisivo en decretar el final de “The Drought”.
Ya, en 2014, se pensaba construir una nueva casa para Buffalo, que sería la nueva casa para Diosh, el Bendecido Allen (ellos no lo sabían en ese momento xD). Si bien los Pegula le bajaron el perfil al proyecto, no fue hasta el inicio de la temporada 2018 que iniciaron el proceso de planificación de un nuevo estadio o de una remodelación mayor del actual. Aunque pidieron dinero al condado, amenazando con mover el equipo a Austin. Fuera de bromas, ¿recuerdan las Toronto Series? Es mejor que no la recuerden, fue uno de los grandes errores en plena época maldita.
Hace un poco más de 1 año se presentó la propuesta final del nuevo estadio, descartando una renovación cercana al billón de dólares. Se estima terminar el proyecto de 1,4 billones en 2026, manteniendo el derecho a arrendar el estadio actual, que será demolido. Recién, en marzo del presente año, se llegó al acuerdo final, con un aporte del condado cercano a los 850 millones, un arriendo por 30 años y un préstamo de 200 millones de los súper ricos de la NFL.
Claudio Jorquera – @chonet
#EstampidaBills – @BuffaloBillsCL