Previa Week 4: Miami Dolphins Vs. Buffalo Bills.

Introducción.

Este domingo, a las 19 horas, las cámaras de la cadena CBS ofrecerán el que es, sin duda, el partido de la jornada. El horario, aparentemente, no es el de máxima audiencia, para el público norteamericano, sin embargo, todos los focos mediáticos y las miradas de los aficionados al fútbol americano estarán puestas sobre el emparrillado del Highmark Stadium de la localidad neoyorquina de Orchard Park. 

En juego estará mucho más que el liderato de la AFC East, puesto que la rivalidad entre ambos conjuntos se ha recrudecido en los últimos años. Miami Dolphins arriba al noroeste de Nueva York con la vitola de ser el equipo más en forma de la liga, tras sus triunfos, a domicilio, frente a Chargers y Patriots, más esa exhibición en la que las huestes de Mike McDaniel destrozaron a Broncos, endosándoles la friolera de 70 puntos. Ahora, Miami llega al estadio del dominador de la conferencia, en los últimos años, el conjunto ante el que perdieron en Wild Card el pasado ejercicio y estos Dolphins anhelan venganza. Un triunfo de los de Florida supondría no solo una victoria moral, sino también significaría establecer una ventaja de dos partidos ante el que se presupone su gran rival en la división. 

Por su parte, Buffalo acude, sin hacer ruido, a este encuentro. Es cierto que las apuestas le dan favorito por 2’5 puntos, pero la sensación, entre los expertos y público en general, es que, sin duda, estos Dolphins parten con ventaja en este envite. Bills arriba a este duelo divisional, tras realizar una exhibición defensiva ante Commanders, en un partido que supuso la total consagración de Terrel Bernard. El domingo la remozada zaga de Bills se probará ante el mejor ataque de la liga. 

Además, el equipo vive una metamorfosis total en ataque, consolidando un esquema ofensivo que resta protagonismo a Josh Allen en pos de una mayor utilización de todas las unidades y los niveles del campo. Esta ofensiva ya no vive de Josh, sino que maximiza las opciones terrestres, economiza y asegura sus potenciales errores, usa todos sus efectivos y trata de ayudar a la defensa consumiendo mucho tiempo de posesión. Un giro de 180 grados, que puede suponer, con el tiempo, la mejor versión de Josh Allen. 

Damas y caballeros, dispónganse a vivir un colosal encuentro, en el que las pasiones, emociones y sensaciones de todo tipo invadirán el césped del Highmark Stadium desde la patada inicial. 

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Ataque.

Josh Allen continúa con su proceso de dominio total. Es alucinante el cambio radical que está viviendo esta ofensiva. Ni los más viejos del lugar recuerdan a un Josh que, tras haber conseguido un primer down en una jugada scramble, se deslizara y asegurara el ovoide y su integridad física, sin esa ambición de conseguir más yardaje, con ese movimiento. Ken Dorsey está consiguiendo que la fiera se amanse y, sobre todo, que asuma que, de esta manera, también se puede ganar. Ya llegará el momento en el que Josh asuma riesgos y supere las 300 yardas aéreas, con 50 yardas por tierra y varias bombas a la línea de flotación rival… Pero, ahora, no es necesaria esa versión de Allen. Al menos, de momento. 

Sin duda, la clave de este partido va a ser que Allen sea consciente que cuanto más esté sobre el emparrillado, mejor será para su defensa. Buffalo ha de continuar en la senda ofensiva de los dos últimos encuentros, asegurando el ovoide, no cometiendo errores y maximizando el uso de sus potenciales posibilidades. 

El sistema de Vic Fangio es una 3-4, que suele presionar con 5 hombres, pues Phillips y Chubb atacan por fuera, uniéndose a la presión ejercida por Wilkins, Davis y Sieler. Phillips no será de la partida, así que habrá que ver cómo Fangio resuelve este contratiempo. Teniendo en cuenta este aspecto de la defensa de Miami, Allen ha de ser inteligente y atacar continuamente la zona flat de Miami, puesto que uno de los problemas de Miami es defender esta zona con Long y Baker. Así que se presupone que, en este partido, cobrarán mucha importancia las aportaciones de Kincaid, Knox, Harty y Cook saliendo a recibir. La explotación del primer nivel y, sobre todo, la zona externa puede ser la clave de este partido. Josh ha de leer bien la defensa de Miami, soltar el ovoide rápido, buscando esas zonas flat o underneath, o romper la zaga con alguna carrera por el exterior. 

Conectando con lo dicho anteriormente, ya sabemos los problemas que siempre ha tenido Miami para defender a Allen en jugadas rotas. Así que, posiblemente, veremos a un Allen que, en este partido, va a correr mucho. El backfield ha de seguir siendo utilizado, cobrando Cook un protagonismo tanto por fuera como por dentro. Las carreras machaconas y potentes de Murray y Harris también serán bienvenidas, puesto que se espera que los drives de Buffalo sean progresivos, duraderos y que consuman mucho tiempo de posesión. 

Otro aspecto vital es que Josh no cometa locuras, no arriesgue con pases innecesarios, proteja el ovoide y siga en la dinámica de los dos últimos encuentros. Además, no debe entrar en el -más que probable- juego de provocación que pueda sugerirle Chritian Wilkins, la auténtica kriptonita de Josh. 

Si el ataque de Buffalo es progresivo, va avanzando continuamente y centra a la defensa de Miami en contrarrestar este aspecto, será el momento ideal para que Josh busque en profundo a Diggs, Davis o Sherfield. Será un partido en el que la paciencia que tenga Josh, a la hora de ir mermando la moral de la defensa de Dolphins, va a jugar una importancia decisiva. 

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Defensa.

Simplemente, el mejor ataque de la liga. Esa frase define perfectamente el sistema ofensivo creado por Mike McDaniel. Sean McDermott y su renovada defensiva tendrán la prueba más dura a la que, hasta ahora, se han enfrentado. Tua sabe aprovechar al máximo las posibilidades que le ofrecen Hill, Waddle y compañía. Mucho se hablaba el pasado ejercicio de que Tagovailoa explotaba y abusaba del centro del segundo nivel, con certeros pases que Hill y Waddle convertían en oro, para esa ofensiva. Sin embargo, ya Patriots cerró el centro, en su duelo ante Miami, y Tua supo leer la defensa de Belichick, poniendo todos sus pases en la zona exterior de los números. Pero es que estos Dolphins no solo pasan, sino que también corren de forma excelsa. Mostert y Achane dieron una exhibición terrestre la pasada semana ante Denver, siendo también utilizados por aire. McDaniel, de momento, ha ideado una maquinaria ofensiva perfecta, que explota las debilidades de la defensa contraria.

Este es el ataque con el que se batirá el domingo la zaga de Bills. ¿Cómo parar un ataque tan perfecto? En primer lugar, será fundamental las acciones de nuestra línea defensiva. Se presupone que Williams, el center de Miami, no será de la partida, siendo Eichenberg el ancla de la guardia pretoriana de Tagovailoa. Por tanto, el interior de nuestro pass rush tendrá una misión clara: llegar a Tua, aprovechando esta coyuntura. Pero no solo Oliver y Jones serán los responsables de esto, sino que Bernard y, especialmente, Milano también han de sumarse a esta presión, yendo al blitz, cuando la ocasión lo permita. Lógicamente, ha de ser una presión contenida, pues Tua está lanzando muy rápido el ovoide. El matchup que medirá a Floyd, Epenesa y Rousseau con Armstead, Jackson, Hunt y Wynn se presupone épico. Por tanto, la primera clave del duelo será ejercer presión sobre Tua, aprovechando, especialmente, la posible debilidad por el centro de su línea ofensiva. El tema mental es importante y Milano sabe que, si llega fácil a Tua, el hawaiano perderá confianza en su juego. Milano es, como Wilkins para Allen, su mayor némesis.

Será fundamental, lógicamente, minimizar el ataque terrestre de Dolphins. En principio, será más complejo que Mostert y Achane dominen el interior, dada la fortaleza de Daquan Jones, en esta parcela. No obstante, ambos corredores muestran su mejor versión por el exterior, precisamente, donde la zaga de Buffalo se vuelve más vulnerable. Así que, en este terreno, se jugará gran parte de las posibilidades de Bills. 

Por último, ¿cómo se para a Hill y Waddle? La respuesta es sencilla: es imposible. Se trata de conseguir minimizar sus yardas tras recepción. Bernard ha de volver a desempeñar un papel decisivo, en este sentido. Sus lecturas, su capacidad de anticipación y esa movilidad excelsa se presuponen vitales, a la hora de frenar el small ball de Miami. Poyer no será de la partida, así que el momento de Rapp ha llegado. Hyde parece que, cada vez, está en mejor estado de forma. Además, Tre White y Christian Benford necesitarán dar su mejor versión, para tratar de minimizar la avalancha aérea que McDaniel y Tua -seguro- tendrán preparada. En este sentido, el gran déficit de nuestra defensa y el posible agujero negro llegará por el sitio de Benford, que -dada su diferencia de velocidad- puede ser superado constantemente por Hill y Waddle. 

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