LEALTAD EN LAS TRINCHERAS “La lealtad es cosa que dirige a los hombres en todos sus hechos, para que hagan siempre lo mejor”. Esta reflexión del rey Alfonso X El Sabio, recogida en las Cantigas de Santa María, constituye una auténtica verdad atemporal que cobra más fuerza en los convulsos tiempos que nos ha tocado vivir. Añorando los pretéritos tiempos en los que nuestra libertad no se hallaba presa por los cruentos avatares de esta despiadada pandemia mundial, afloró en mi recuerdo una hermosa historia de lealtad, fidelidad y amor desinteresado, que -sin duda- marcó mi infancia y horadó, como la constante ola esculpe la roca, mi voluble -por entonces- personalidad. Esa fábula -mezcla de quimera, deseo y realidad- nos hace viajar al lejano país del sol naciente, siendo su protagonista un perro fiel, el leal Hachiko. El incierto y caprichoso destino hizo que el profesor Hidesaburo Ueno, profesor del Departamento de Agricultura en la Universidad de Tokio, encontrara, a principios de 1924, una caja en la estación de Shibuya en la que se hallaba un cachorro de perro de la raza Akita. Hidesaburo creyó que el animal había muerto, pues había sido mandado, sin agua ni comida, desde la prefectura de Akita, en un largo viaje de dos días. Al llegar a casa, logró reanimar al animal y lo bautizó con el nombre de Hachi (ocho en japonés), pues el animal tenía sus patas delanteras desviadas. La palabra “hachi” suele representarse con el kanji, una letra japonesa que sirve para representar al número ocho y semeja esta desviación de las extremidades. La relación establecida entre el profesor y Hachi fue impresionante. El perro acompañaba todos los días a la estación a su amo, cuando este iba a la universidad. Del mismo modo, al final de la jornada, Hachiko volvía a la estación para recibir a Hidesaburo. Una rutina que se estableció durante más de un año. El 21 de mayo de 1925, el profesor Ueno sufría un paro cardíaco en la Universidad de Tokio y lamentablemente moría. Hachiko esperó a su amo en la estación, tal y como era costumbre. Pero esa noche, el profesor no regresó… Y Hachi tampoco regresaría a casa. El animal -fiel y leal a su dueño- permaneció durante 9 años en aquella estación de Shibuya anhelando la llegada de su amigo humano. El 8 de marzo de 1835, Hachiko fue encontrado muerto en la estación, tras haber esperado a su amo durante más de 10 años. Esta hermosa historia pone de manifiesto el amor desinteresado, la amistad eterna, hasta el punto de poder afirmar que el perro puede ser considerado el amigo más fiel y más leal del ser humano. Extrapolando esta bella parábola al terreno que nos ocupa, nadie puede negar que el tackle ofensivo encarna el máximo ejemplo de lealtad y fidelidad para un quarterback en el terreno de juego. En ocasiones, los focos mediáticos se centran en recepciones acrobáticas, carreras inusitadas, placajes espectaculares o retornos prodigiosos. El quarterback es visto como ese jugador, ese líder natural, que marca el devenir de una franquicia. Pero existe una labor oscura, opaca, llevada a cabo por unos agentes -mal llamados- secundarios, que realmente son auténticos héroes y salvaguardan la integridad de ese egregio jugador que -en muchas ocasiones- se lleva todas las prebendas. Esta es una historia de lealtad, de fidelidad, de esfuerzo, de tesón, de superación… Hoy va, desde aquí, nuestro homenaje a esos adalides de las trincheras, cuya labor es -realmente- la que gana campeonatos. El hercúleo John – onthemenulive.com ENTREVISTA En primer lugar, John, queremos agradecerte encarecidamente, desde @BillsMafiaSpain, @CoollegeNation & @TheSpanishBowl, tu total accesibilidad para concedernos esta entrevista. Deseamos seguir acercando el fútbol americano al público español y contar con uno de los mejores tackles ofensivos de todos los tiempos, el hombre de confianza de Jim Kelly y un jugador que ha disputado dos Super Bowls supone -para nosotros- todo un honor. Gracias, John. 1. En estos momentos de crisis sanitaria a nivel del mundial, ¿cómo estás viviendo esta dura situación? He sido muy afortunado. Nadie cercano a mí ha sufrido mucho. Mi familia está sana y la empresa para la que trabajo se ha preocupado mucho por sus empleados. 2. Nos gustaría saber cómo fueron tus inicios en el mundo del football. ¿De dónde viene tu afición por la práctica de este deporte? ¿Tuviste claro, desde el primer momento, que tu puesto era en las trincheras ofensivas como offensive tackle? Comencé a jugar al fútbol a los 10 años en la liga juvenil de mi barrio. Tengo 4 hermanos mayores que jugaban, así que, prácticamente, no tuve más remedio que jugar. En mis inicios, era súper descoordinado. Alto y desgarbado. Jugué tanto en línea ofensiva como defensiva. 3. Tras finalizar tu etapa en Salpointe Catholic High School llegaba el momento de dar el salto a la universidad. ¿Cómo recuerdas el proceso de recruiting? Mi “recruitment” fue mínimo. Todavía era bastante desconocido, alto y delgado. Tampoco muy fuerte. Tuve 3 oportunidades, que fueron la Universidad de Nuevo México, la Universidad de Colorado State y la Universidad de Arizona. 4. En tu etapa en high school, fuiste seleccionado en tu año senior en el first team All-State. ¿Cómo te sientes al ser uno de los pocos jugadores del Salpointe Catolic High School en tener tu camiseta retirada? Fue un gran honor ser All-State. Realmente no lo esperaba. Jugué muy duro todo el tiempo porque odiaba perder. ¡No me gustan nada las derrotas! Cuando Salpointe retiró mi número estaba muy emocionado. Es un gran honor porque el programa deportivo de Salpointe es muy competitivo. Toda una eminencia en Salpointe – allsportstucson.com 5. Once partidos disputados en la -entonces- Pac-10 jugando para los Wildcats, ¿cuál es el partido que más recuerda de tu etapa universitaria? Recuerdo haber jugado mi último año en Ohio State y jugar contra un defensive end de muy alto nivel. Lo manejé muy bien durante todo el partido y, desde ese momento, la gente empezó a reconocerme como… Continue reading “LEALTAD EN LAS TRINCHERAS”. ENTREVISTA A JOHN FINA, OFFENSIVE TACKLE DE BUFFALO BILLS.