Previa Week 4: Miami Dolphins Vs. Buffalo Bills.

Introducción. Este domingo, a las 19 horas, las cámaras de la cadena CBS ofrecerán el que es, sin duda, el partido de la jornada. El horario, aparentemente, no es el de máxima audiencia, para el público norteamericano, sin embargo, todos los focos mediáticos y las miradas de los aficionados al fútbol americano estarán puestas sobre el emparrillado del Highmark Stadium de la localidad neoyorquina de Orchard Park.  En juego estará mucho más que el liderato de la AFC East, puesto que la rivalidad entre ambos conjuntos se ha recrudecido en los últimos años. Miami Dolphins arriba al noroeste de Nueva York con la vitola de ser el equipo más en forma de la liga, tras sus triunfos, a domicilio, frente a Chargers y Patriots, más esa exhibición en la que las huestes de Mike McDaniel destrozaron a Broncos, endosándoles la friolera de 70 puntos. Ahora, Miami llega al estadio del dominador de la conferencia, en los últimos años, el conjunto ante el que perdieron en Wild Card el pasado ejercicio y estos Dolphins anhelan venganza. Un triunfo de los de Florida supondría no solo una victoria moral, sino también significaría establecer una ventaja de dos partidos ante el que se presupone su gran rival en la división.  Por su parte, Buffalo acude, sin hacer ruido, a este encuentro. Es cierto que las apuestas le dan favorito por 2’5 puntos, pero la sensación, entre los expertos y público en general, es que, sin duda, estos Dolphins parten con ventaja en este envite. Bills arriba a este duelo divisional, tras realizar una exhibición defensiva ante Commanders, en un partido que supuso la total consagración de Terrel Bernard. El domingo la remozada zaga de Bills se probará ante el mejor ataque de la liga.  Además, el equipo vive una metamorfosis total en ataque, consolidando un esquema ofensivo que resta protagonismo a Josh Allen en pos de una mayor utilización de todas las unidades y los niveles del campo. Esta ofensiva ya no vive de Josh, sino que maximiza las opciones terrestres, economiza y asegura sus potenciales errores, usa todos sus efectivos y trata de ayudar a la defensa consumiendo mucho tiempo de posesión. Un giro de 180 grados, que puede suponer, con el tiempo, la mejor versión de Josh Allen.  Damas y caballeros, dispónganse a vivir un colosal encuentro, en el que las pasiones, emociones y sensaciones de todo tipo invadirán el césped del Highmark Stadium desde la patada inicial.  clutchpoints.com Ataque. Josh Allen continúa con su proceso de dominio total. Es alucinante el cambio radical que está viviendo esta ofensiva. Ni los más viejos del lugar recuerdan a un Josh que, tras haber conseguido un primer down en una jugada scramble, se deslizara y asegurara el ovoide y su integridad física, sin esa ambición de conseguir más yardaje, con ese movimiento. Ken Dorsey está consiguiendo que la fiera se amanse y, sobre todo, que asuma que, de esta manera, también se puede ganar. Ya llegará el momento en el que Josh asuma riesgos y supere las 300 yardas aéreas, con 50 yardas por tierra y varias bombas a la línea de flotación rival… Pero, ahora, no es necesaria esa versión de Allen. Al menos, de momento.  Sin duda, la clave de este partido va a ser que Allen sea consciente que cuanto más esté sobre el emparrillado, mejor será para su defensa. Buffalo ha de continuar en la senda ofensiva de los dos últimos encuentros, asegurando el ovoide, no cometiendo errores y maximizando el uso de sus potenciales posibilidades.  El sistema de Vic Fangio es una 3-4, que suele presionar con 5 hombres, pues Phillips y Chubb atacan por fuera, uniéndose a la presión ejercida por Wilkins, Davis y Sieler. Phillips no será de la partida, así que habrá que ver cómo Fangio resuelve este contratiempo. Teniendo en cuenta este aspecto de la defensa de Miami, Allen ha de ser inteligente y atacar continuamente la zona flat de Miami, puesto que uno de los problemas de Miami es defender esta zona con Long y Baker. Así que se presupone que, en este partido, cobrarán mucha importancia las aportaciones de Kincaid, Knox, Harty y Cook saliendo a recibir. La explotación del primer nivel y, sobre todo, la zona externa puede ser la clave de este partido. Josh ha de leer bien la defensa de Miami, soltar el ovoide rápido, buscando esas zonas flat o underneath, o romper la zaga con alguna carrera por el exterior.  Conectando con lo dicho anteriormente, ya sabemos los problemas que siempre ha tenido Miami para defender a Allen en jugadas rotas. Así que, posiblemente, veremos a un Allen que, en este partido, va a correr mucho. El backfield ha de seguir siendo utilizado, cobrando Cook un protagonismo tanto por fuera como por dentro. Las carreras machaconas y potentes de Murray y Harris también serán bienvenidas, puesto que se espera que los drives de Buffalo sean progresivos, duraderos y que consuman mucho tiempo de posesión.  Otro aspecto vital es que Josh no cometa locuras, no arriesgue con pases innecesarios, proteja el ovoide y siga en la dinámica de los dos últimos encuentros. Además, no debe entrar en el -más que probable- juego de provocación que pueda sugerirle Chritian Wilkins, la auténtica kriptonita de Josh.  Si el ataque de Buffalo es progresivo, va avanzando continuamente y centra a la defensa de Miami en contrarrestar este aspecto, será el momento ideal para que Josh busque en profundo a Diggs, Davis o Sherfield. Será un partido en el que la paciencia que tenga Josh, a la hora de ir mermando la moral de la defensa de Dolphins, va a jugar una importancia decisiva.  buffalorumblings.com Defensa. Simplemente, el mejor ataque de la liga. Esa frase define perfectamente el sistema ofensivo creado por Mike McDaniel. Sean McDermott y su renovada defensiva tendrán la prueba más dura a la que, hasta ahora, se han enfrentado. Tua sabe aprovechar al máximo las posibilidades que le ofrecen Hill, Waddle y compañía. Mucho se hablaba el pasado… Continue reading Previa Week 4: Miami Dolphins Vs. Buffalo Bills.

Previa Week 3: Buffalo Bills @ Washington Commanders

Introducción. El FedEx Field de la localidad de North Englewood, sita en el estado de Maryland, será el escenario, este domingo a las 19 horas, de un duelo que medirá las fuerzas entre dos franquicias, las cuales llegan a este envite con aires renovados. Las huestes aleccionadas por el incombustible Ron Rivera se fusionaron con ese inefable junco, que puede ajarse, pero nunca romperse, llevándose una sufrida victoria de Mile High, en una batalla titánica y frenética, en la que llegaron a perder por 21-3. Por su parte, Buffalo Bills, tras un dudoso debut frente a New York Jets y dos primeros drives -ofensivo y defensivo- que presagiaban lo peor, supo transmutarse y dar un giro radical de 180 grados, realizando uno de los partidos más completos que pueda recordar la #BillsMafia, a ambos lados del ovoide. Las cámaras de la CBS darán testimonio de un -presunto- reñido duelo, que puede suponer el tercer -y sorprendente- triunfo de Washington, o la segunda victoria para unos Bills, que necesitan asentarse y reivindicarse ante una AFC East, que parece más igualada que nunca. apnews.com Ataque. Josh Allen ejerció de auténtico game manager ante Las Vegas, abandonando sus usuales “súper poderes”, ajustándose al plan preestablecido, sabiendo leer cada movimiento de la defensa rival e involucrando a todas sus piezas de ataque. El resultado fue una ofensiva constante, machacona, versátil, que fue avanzando de manera continua y que desbordó por completo a la zaga de Raiders. Ni los más veteranos del lugar alcanzan a recordar un ataque total de Buffalo, con casi 40 minutos de posesión, o un espectacular drive de 9 minutos. Además, 28 primeros downs atestiguan el dominio completo de la ofensiva de Buffalo en este envite. La pregunta que, ahora mismo, debe plantearse es si esta ofensiva se evidencia como algo coyuntural, al partido frente a Las Vegas, o este cambio de sistema se tornará en una transformación estructural del ataque de Bills. Ken Dorsey, tras las críticas del debut de la temporada, supo plantear un partido colosal, utilizando todas las armas ofensivas de las que disponía, pero, sin duda, su mejor acción fue la de convencer a Josh de que, así, también se puede ganar. Viniendo de uno de sus peores partidos y de un nulo control de sus emociones, Allen supo gestionar sus pasiones, haciendo gala de una templanza y una tranquilidad que le hizo parecer un quarterback veterano. Josh ya sacará el “potro” que lleva dentro… pero cuando la necesidad del partido lo requiera. De momento, la #BillsMafia está muy contenta con esta nueva versión de su ataque. Tal y como ha ocurrido en los duelos frente a Jets y Raiders, Buffalo se vuelve a medir a una de las mejores líneas defensivas de la liga. Luchar frente a Montez Sweat, Jonathan Allen, Daron Payne y un renacido Chase Young supone un duelo harto complejo. Por tanto, el primer eslabón de esa invisible cadena que pueda llevar a Bills a su segunda victoria debe ser fabricado por la línea ofensiva. El centro de la guardia pretoriana de Allen sigue a un grandísimo nivel, con Connor McGovern y O’Cyrus Torrence siendo auténticos protagonistas. Mitch Morse tuvo que abandonar el partido ante Las Vegas, pero se presupone que será de la partida. Spencer Brown y Dion Dawkins se reivindicaron ante Crosby y compañía, pero está claro que se aprovecharon de ese cambio radical en la ofensiva, con un Allen que soltaba el ovoide muy rápido y que sabía leer cada movimiento de la defensa rival. En principio, el planteamiento ante una línea, tan rocosa como la de Commanders, debería ser el mismo: usar los tres niveles, asentar la carrera, soltar rápido el ovoide y minimizar los errores. El backfield cada vez luce mejor, aprovechando lo mejor de cada uno de sus componentes. James Cook, primer espada, deberá seguir maximizando sus carreras por el exterior y ser protagonista en el juego aéreo. Latavius Murray, en un estado físico pletórico, no solo debe ser importante por el interior. Mientras que Damien Harris -un poco menos involucrado en ataque- ha de seguir aportando en equipos especiales. Dalton Kincaid ya ha demostrado que puede erigirse en esa válvula de escape necesaria para Allen. Por más veces que lo digamos, son alucinantes la seguridad en sus manos y esa capacidad para generar yardas tras la recepción. Dalton apunta muy alto en esta liga. Dawson Knox, a pesar de la irrupción de Kincaid, debe ser ese seguro de vida al que siempre busque Allen. Por último, entre los wide receivers, la aportación de Stefon Diggs se presupone decisiva ante una presión constante a Allen. Diggs deberá ayudar en el primer y segundo nivel, siendo una marca fija  que permita la aparición de huecos, en una secundaria que debe sufrir ante las acometidas de los puntales de Buffalo (Gabe Davis, Deonte Harty, Khalil Shakir, Trent Sherfield). Josh deberá seguir con la dinámica ofensiva de Bills, gestionando cada drive, involucrando a sus compañeros y sabiendo que tiene cuatro oportunidades para avanzar 10 yardas. A veces, el camino del éxito en el fútbol americano reside en las lecciones más sencillas… y Josh parece que está enfocado en esta senda. apnews.com Defensa. Sin duda, la gran beneficiada de la estelar actuación del ataque, en el pasado encuentro frente a Las Vegas, fue la defensiva. Cuando tus compañeros asientan sus reales sobre el emparrillado y consumen casi 40 minutos de posesión, tu trabajo es más sencillo, pues estás más descansado y las oportunidades para el ataque rival se reducen. No obstante, haríamos mal en menospreciar la actuación de la zaga en este último partido. Sean McDermott parece haber encontrado los mimbres adecuados para confeccionar un gran cesto. Una defensa caracterizada por su versatilidad, agresividad y mutabilidad constante. Una zaga que, por fin, sabe anticiparse a las acciones del oponente y maximiza sus movimientos sobre el emparrillado. En la línea defensiva, Leonard Floyd se está erigiendo en el indiscutible adalid, bien secundado, por el exterior, por unos magníficos Gregory Rousseau y… Continue reading Previa Week 3: Buffalo Bills @ Washington Commanders

Previa Las Vegas Raiders @ Buffalo Bills

Introducción El domingo, con las cámaras de la CBS como testigos, el Highmark Stadium de la localidad neoyorquina de Orchard Park será el escenario de uno de esos partidos a los que acuden dos equipos con los guiones totalmente cambiados. Las Vegas Raiders, tras un duro y equilibrado encuentro, salió victorioso de Mile High, arrebatando la primera victoria del año a los Denver Broncos de Sean Payton. Por su parte, Buffalo Bills, en el partido que cerraba la jornada, salía derrotado, en una agónica prórroga y tras un encuentro pésimo, frente a unos New York Jets, sin Aaron Rodgers. Absolutamente nadie dijo que las cosas fueran sencillas y, lógicamente, los cambios cuestan, no surgen solo de las buenas artes de un prestidigitador. Sean McDermott y Ken Dorsey, analizando fríamente el desempeño del equipo, a ambos lados del ovoide, sobre el emparrillado del MetLife Stadium, han apostado por un cambio, por una regeneración en el estilo del juego -ofensivo y defensivo- de Buffalo Bills. No obstante, en una competición tan equilibrada y dura como la NFL, el tiempo es la gran némesis de los nuevos proyectos… y Buffalo Bills se está quedando sin él. Una nueva derrota, ante las huestes aleccionadas por Josh McDaniels, pondría muy cuesta arriba la temporada para la franquicia sita en el noroeste de Nueva York. Por tanto, Josh Allen -cuya actuación en el pasado Monday Night- nos evocó, lamentablemente, a aquel infausto Wild Card frente a Houston Texans, mostrando a un individuo totalmente dominado por las pasiones y con nula gestión de los sentimientos, y todo el equipo han de salir a por todas, tratando de conseguir el primer triunfo de la campaña. Sea como sea… No hay excusas. Solo las especies más fuertes se adaptan y triunfan. Ya lo dijo el científico Charles Darwin. Buffalo Bills ha de sobrevivir, adaptarse, mutarse y erigirse en un equipo que sepa sufrir, creer, luchar… y ganar. Ese debe ser el ADN de Sean McDermott y sus mesnadas. nbcnews.com Ataque. Decían los estoicos que solo se puede ser feliz si nos dejamos llevar por la razón y superamos los deseos, las pasiones y los miedos. Según esta escuela filosófica, el ser humano tendría que alcanzar un estado, que ellos identificaban con el término apatheia, es decir, la ausencia de la pasión. En la madrugada del pasado martes, fuimos testigos de una de las peores actuaciones individuales de la carrera de Josh Allen. El natural de Firebaugh entró, tras un buen primer cuarto, en un estado de bucle, de rapto emocional, que lo llevó a dar su peor versión, siendo responsable, no solo de tres interceptaciones y un fumble, sino de un estado de ansiedad y nerviosismo, con el que arrastró a todo el equipo, y que degeneró en la primera derrota del año. Requerimos de la mejor versión de Josh este domingo. Hemos hablado mucho de la necesidad de un mentor que hable constantemente con Allen y que trate de relajarlo, especialmente, tras una mala decisión. En el pasado partido ante Jets, solo Stefon Diggs, en un momento determinado del encuentro, fue a hablar con Allen, trató de calmarlo y, presumiblemente, intentó tranquilizarlo, centrándose en sus bondades como quarterback. Esta función no la ejercieron ni McDermott ni Dorsey ni Brady. Cuesta entender que, en una franquicia de tantos millones de dólares, no se sepa leer la necesidad que tiene Allen de un gestor de sus pasiones y emociones. En Wyoming, esta función era ejercida por Craig Bohl. En la primera etapa de Allen en Bills, Brian Daboll cumplía este papel de mentor. Tras el adiós del preparador canadiense, hemos sido testigos de una involución en el juego de Josh, marcado por las malas decisiones sobre el emparrillado, el nulo control en la gestión de las emociones y la necesidad de ganar partidos en el primer drive. Josh ha de abandonar su capa de súper héroe y analizar fríamente cada snap, lógicamente, sin abandonar ese momentum· de potro salvaje, que radica en su ADN y que lo hace un jugador sobrenatural. Allen lo tiene todo para catapultar a Buffalo Bills al tan ansiado anillo. Ya ha demostrado que reside en la élite de los mariscales de campo, pero necesita de ayuda, no solo sobre el emparrillado (Beane ya ejerció su papel; Dorsey ha mostrado una mayor variedad en el playbook), sino también fuera de él. Analizando lo que veremos sobre el césped del Highmark Stadium, todo parece indicar que el gran matchup del partido volverá a ser, sin duda, el enfrentamiento entre línea ofensiva de Bills y pass rush de Raiders. La actuación de nuestros tackles (Dawkins y Brown) fue nefasta ante Jets. Dawkins lleva ya muchos partidos mostrando una apatía enorme y una falta de esfuerzo, que está muy lejos del sueldo que percibe. Por su parte, vimos a un Brown que, tras superar sus problemas de espalda, jugó muy alto, con un leverage muy elevado, lo que le hacía presa fácil para los linieros defensivos rivales. El interior, con Morse, McGovern y el rookie Torrence, lució mucho mejor. Teniendo en cuenta la que se nos viene encima, con Maxx Crosby y Chandler Jones como agentes más peligrosos, será necesaria un excelso desempeño de nuestra línea ofensiva. Josh requerirá, más que nunca, de su guardia pretoriana, ante las constantes acometidas del pass rush de Las Vegas. Josh deberá tratar de dominar y controlar sus emociones, haciendo caso omiso de las continuas trampas y tretas que, sin duda, la defensa de Las Vegas propondrá. Hay que recordar los problemas que tiene Josh, entrando al juego, con muchos agentes de trash talking… y Crosby es uno de sus máximos exponentes. Dorsey ya mostró un playbook mucho más variado, realizando tipos de jugadas que el pasado año nos eran ignotas. Además, se evidenció una cadencia de jugadas en las que Josh soltaba el ovoide muy rápido. Todo ello marcado por una preponderancia en el uso del primer nivel de pase, lo que, en algunos drives del partido, nos dio un ataque… Continue reading Previa Las Vegas Raiders @ Buffalo Bills

Bills @ Jets Week 1

Introducción. Damas y caballeros, tras una larga espera y después de un final de campaña decepcionante, el telón de la temporada de Buffalo Bills se abre, en un escenario sublime -el MetLife Stadium, de East Rutherford-, contra el equipo que más focos mediáticos ha tenido a lo largo de la offseason -New York Jets- y con las cámaras de ESPN como testigos. Existen muchísimos interrogantes, que empezarán a despejarse conforme el ovoide surque los cielos del coqueto estadio sito en New Jersey. ¿Qué versión de Buffalo Bills veremos? ¿Cómo será el año sophomore de Ken Dorsey? ¿Habrá madurado Josh Allen en la toma de decisiones y la gestión de las emociones? ¿Qué sistema defensivo nos tendrá preparado el bueno de Sean McDermott? ¿La guardia pretoriana de Josh Allen salvaguardará el físico de su líder? ¿Qué nos deparará la irrupción de Dalton Kincaid y Dalvin Cook, “los DK Brothers”? El morbo estará asegurado con el hipotético renacimiento de un Aaron Rodgers, que lo está dando todo -disminución de sueldo incluido- para revitalizar su carrera y llevar al máximo a un equipo que tiene mimbres suficientes para alcanzar cotas muy altas. Ahmad “Sauce” Gardner y toda esa excelsa defensiva, aleccionada por Robert Saleh, tratarán de aguar el debut de Josh Allen y sus huestes. Dalvin Cook y los expatriados de Green Bay Packers (Lazard, Cobb) harán su debut, en una franquicia que lo ha apostado todo a un año que puede ser mágico para la fanaticada verde de Nueva York. Ataque. Sobrevuelan muchos interrogantes en la parcela ofensiva de Buffalo Bills. La primera cuestión está relacionada con la gestión del ataque que llevará a cabo nuestro Coordinador Ofensivo, Ken Dorsey. El año pasado el equipo se olvidó del primer nivel y de los pases sencillos, apostando por un ataque circense de fuegos artificiales… o rápidos tres y fuera. Josh Allen intentó ser ese súper héroe que trata de ser ese bastión que salvaba constantemente al equipo. Por tanto, tras las selecciones en el Draft y los movimientos en la agencia libre, Brandon Beane ya ha hecho su trabajo y, ahora, Dorsey deberá ser el que mueva ficha y demuestre que puede llegar a ser un gran gestor ofensivo. Ardemos en deseos por averiguar cuál será su playbook, el tipo de jugadas diseñadas, que supongan una mejora con respecto al retroceso experimentado por la ofensiva a el pasado ejercicio. Josh Allen tiene que volver a ser el Josh Allen de la temporada 2021. Un mariscal de campo madura, que controle la gestión de las emociones y que trate de tomar las mejores decisiones en los momentos oportunos. La simple lectura de las jugadas, unido a un playbook decente, serán las claves fundamentales en este arranque de campaña. En  este sentido, será vital el desempeño de una línea ofensiva, que deberá tratar de minimizar las acometidas de una de las mejores líneas defensivas de la liga. Se presupone que serán de la partida Mitch Morse, Dion Dawkins, Spencer Brown, O’Cyrus Torrence y Connor McGovern. Dar el tiempo necesario a Allen para que este pueda leer la maraña defensiva que habrá urdido Saleh será una de las grandes claves del encuentro. Teniendo en cuenta el nivel de esta zaga, Allen ha de jugar sencillo, utilizando mucho el primer nivel, con pases fáciles a Stefon Diggs, Dawson Knox y Dalton Kincaid. Se espera mucho del rookie llegado de los Utes, pues ha demostrado una conectividad enorme con Josh y ha hecho gala de unas manos que lo atrapan todo. Además, su capacidad de generar yardas tras el contacto hacen de él uno de los mayores atractivos para la fanaticada #BillsMafia. Por tanto, primer aspecto clave deberá ser asegurar el ovoide y avanzar, sin prisa, pero sin pausa. Para ello, será capital el juego terrestre, en el que se espera un gran paso adelante de James Cook. Junto con Damien Harris y Latavius Murray, Buffalo Bills tiene, por fin, un grupo de corredores excelente y que se puede complementar a la perfección. Si el ataque funciona y avanza, la defensa de Jets se estresará y ese será el momento idóneo para que Josh Allen pueda sacar a escena su gran brazo. Así, el propio Diggs, Gabe Davis, Deonte Harty y Trent Sherfield podrían cortocircuitar la secundaria de Jets. Aunque hay que recordar que la kriptonita de Allen estará sobre el emparrillado, Ahmad “Sauce” Gardner. En un partido que se prevé muy cerrado, quizá, el desempeño de los equipos especiales pueda ser la clave. En este sentido, espero mucho de Tyler Bass y de los retornos de Deonte Harty. Defensa. Quizá sea la temporada en la que tengamos más interrogantes, dudas y preguntas sobre una defensiva que, aparentemente y de la mano de Sean McDermott, sufrirá una metamorfosis enorme. Se espera una zaga mucho más agresiva, rocosa y mutable, que sepa adaptarse al tempo del partido y a las características del ataque rival. La defensiva de Leslie Frazier se volvió demasiado predecible y, sin duda, esperamos y confiamos que la mano de McDermott, en el renacimiento de esta defensa, se palpe desde el primer encuentro de la temporada. Enfrentarse a los Jets en el primer encuentro de la temporada es, sin duda, una buena noticia. Pues ni Rodgers ni los suyos tendrán aún la química necesaria que se presupone tendrán más adelante. Un equipo muy nuevo ha de tener tiempo y Buffalo Bills quiere salir de East Rutherford con la primera victoria de la temporada. El gran déficit del ataque de Jets es su línea ofensiva. Por tanto, nuestro pass rush exterior e interior -Von Miller aún no estará disponible- tiene que aprovechar esta porosidad y hacer sentir el peligro a Rodgers desde la patada inicial. Rousseau y Floyd, por fuera, y Oliver y Jones, por dentro, pueden ser una de las claves en este partido. El juego terrestre de Jets, con la recuperación de Breece Hall y la llegada de Dalvin Cook, se presupone que será una de sus mayores fortalezas. No obstante, nuestro interior, con… Continue reading Bills @ Jets Week 1

A DIOS PONGO POR TESTIGO…

GONE WITH THE WIND… En 1939, Victor Fleming y David. O. Selznick legaban a la eternidad una de las joyas más fastuosas y eternas del  séptimo arte. La -siempre huidiza y caprichosa- Reina Mab se presentaría a la narradora Margaret Mitchell, tres años antes, inspirando la prodigiosa obra que Fleming y Selznick llevarían a la gran pantalla. El fruto de este encuentro fue esa inolvidable novela, ese poderoso y cruento reflejo de la Guerra Civil Americana, ese magistral documento que puso de relieve las inmundicias y desastres del vesánico conflicto. Mitchell arrasaba -nunca mejor dicho- el panorama literario con la publicación de Lo que el viento se llevó.  El rodaje no fue nada sencillo. Egos aparte –Selznick esperó dos años para iniciar la grabación, debido a su firme propósito por asegurar la participación del inolvidable Clark Gable como Rhett Butler-, la película presentó problemas casi desde su propia génesis: se entrevistaron a más de 1400 actrices -antes de encontrar a la magnífica Vivian Leigh-, el guión de Sidney Howard sufrió numerosas revisiones, la temática abordada (esclavitud y guerra)… Sin embargo, las críticas del film fueron muy positivas y su popularidad enorme, llegando a recibir diez Premios Óscar y erigiéndose en una de las cintas más legendarias de la cinematografía universal. El clímax de la película y una de las escenas más míticas en la historia del cine tiene como protagonistas a la rebelde Scarlett O’Hara y a su amada “Tara” –la explotación georgiana de algodón familiar-, que había sido devastada por los horrores de la guerra.  La magistral música de Max Steiner nos presenta, mientras rompe el alba en “Tara”, a una denostada Scarlett, hambrienta, que deambula por la otrora frondosa explotación agrícola en busca de sustento. Ve un tubérculo, lo arranca de cuajo y -sin siquiera limpiarlo- no duda en ingerirlo. Scarlett se da cuenta de su deshonrosa acción, de lo que el hambre puede despertar en el ser humano, reniega de su acto y lanza una proclama -entre sollozos-: “A Dios pongo por testigo, a Dios pongo por testigo de que no lograrán aplastarme… Viviré por encima de todo esto y, cuando haya terminado, nunca volveré a saber lo que es hambre. ¡No! Ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que estafar, que ser ladrona o asesinar… A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre”.  Esta escena y, sobre todo, esa mirada, esa indómita mirada de Vivian Leigh, acudió a mi mente e hizo erizar mi piel, la madrugada del pasado -y ya infausto para mi recuerdo- sábado 5 de enero. Esos ojos iracundos, llenos de dolor, de pasión, de ira… de pesar por el deber no cumplido. Ese rostro de firme decisión, de volver en un futuro y revertir lo ya pretérito, era el que despertó en mí la figura de Josh Allen mientras abandonaba, derrotado, el NRG Stadium de Houston.  Sabía bien de sus errores -los propios y los ajenos-, era plenamente consciente de sus limitaciones, de lo bueno y lo malo, había colapsado -lo sabía muy bien… y la gente no tardaría en recordárselo-. La vida no le había regalado nada… absolutamente nada. Pero si algo tenía claro es que volvería, mejoraría y, sí, volvería. Era el abanderado de una ilusión, de un sentimiento, de una afición que solo conocía el sufrimiento. ¡Volvería!  Y ponía “a Dios por testigo”… La desesperación e impotencia de Josh, tras la derrota ante Texans / forbes.com UN GRANJERO LLAMADO JOSHUA ALLEN Joshua Patrick Allen nació el 21 de mayo de 1996 en Firebaugh (California). Esta pequeña localidad agrícola californiana apenas cuenta con 7600 habitantes y tiene los servicios mínimos (escuela, instituto, puesto de bomberos y policía, ayuntamiento…). Aunque si quieres algo de diversión has de tomar la Interestatal 33 y desplazarte unos 30 kilómetros, a Mendota, para encontrar un centro comercial con tiendas, servicios de restauración o cines. Poca gente acude a Firebaugh… ni siquiera los scouters. “No tuve ninguna oferta de nadie… Simplemente los reclutadores no venían a Firebaugh a ver football”, explicó Allen en cierta ocasión.  El pequeño Joshua creció en una explotación agrícola especializada en algodón, melones cantalupos y trigo, de unos 2000 acres -las analogías con Scarlett O’Hara empiezan a sorprender-. Era un chico de granja. Su bisabuelo, un emigrante sueco, se instaló en esa zona de California e hizo fortuna durante la Gran Depresión. Josh siempre tuvo a su padre como ejemplo a seguir. Joel Allen era el continuador de una saga de tres generaciones de granjeros. “Sin duda tuve el mejor modelo en mi padre: un trabajador infatigable, un buen hombre de negocios y un auténtico padre de familia”. Siempre veía levantarse a su progenitor con una sonrisa, a pesar de que tuviera por delante una dura jornada en el campo a más de 40 grados de temperatura. “Cualquier día siempre era especial para mi padre… Esa determinación, esa manera de afrontar la vida, es la que me ha situado en el lugar en el que estoy. Es la que me da fuerza para conseguir cualquier reto”, Allen siempre tiene palabras de admiración y agradecimiento hacia el bueno de Joel.  Joshua creció como un atleta multidisciplinar y competía en todos los deportes que podía, con sus hermanas Nicala y McKenna. Allen disputaba en el instituto football, baloncesto, soccer, béisbol, kárate y natación. Curiosamente, el high school de Firebaugh fue construido en 1970 y sería su abuelo el que donara gran parte de los fondos para su edificación.  A pesar de que Josh destacaba fundamentalmente en football –aunque también era muy bueno en béisbol y baloncesto-, ninguna universidad de la FBS (Division I) le ofreció beca alguna. Varios pudieron ser los motivos de este primera “caída” en la trayectoria profesional de Allen. La primera gran razón, lógicamente, era la propia Firebaugh. A prácticamente nadie le interesaba lo que sucedía en aquella parte del mundo… y menos la evolución de un muchacho que compaginaba varios deportes e incluso prefería la práctica del béisbol o baloncesto. Por ende, no… Continue reading A DIOS PONGO POR TESTIGO…