Introducción.
Esta tarde, a las 19 horas (horario peninsular), asistiremos, en el Highmark Stadium de la localidad de Orchard Park (New York), a un duelo divisional que medirá a dos conjuntos que llegan con trayectorias antitéticas: Miami Dolphins y Buffalo Bills. A priori, se prevé como uno de los encuentros más desequilibrados de los últimos años, con una Miami que llega en una auténtica crisis de resultados y plagada de jugadores lesionados. No obstante, en un duelo divisional, todo puede pasar, más si cabe cuando si Buffalo Bills obtiene el triunfo, puede casi sentenciar -un año más- la AFC Este.
Las huestes aleccionadas por el díscolo Mike McDaniel ostentan un récord de 2 victorias y 5 derrotas. Vienen de una racha de dos partidos perdidos de manera consecutiva (Cardinals y Colts) y en medio de muchas dudas sobre el futuro del proyecto. Tua Tagovailoa, quarterback de Miami, regresó la pasada jornada ante Arizona y, sin duda, tendrá muchas ganas de reivindicarse ante el eterno rival -en los últimos años de Dolphins-, un equipo frente al que sufrió su última conmoción cerebral, en la pasada Week 2.
Por su parte, Buffalo Bills llega a este duelo divisional, tras realizar el mejor partido de la temporada, en la Ciudad Esmeralda frente a Seattle Seahawks. La Bills Mafia, ávida de un buen juego y resultados, deseaba que su equipo hiciera un encuentro redondo, y las mesnadas lideradas por Sean McDermott ofrecieron una exhibición a ambos lados del ovoide. La defensa salió muy enchufada, teniendo un gran desempeño en los cuatro cuartos. Brady supo equilibrar la ofensiva, trazó un plan perfecto, que Josh Allen -con algún lapsus y la Diosa Fortuna de su parte- supo llevar a cabo. Por fin, vimos un partido excelente de principio a fin.
Este partido puede ser más trampa de lo que el aficionado medio de Buffalo cree, ya que un triunfo de Buffalo supondría casi sentenciar la división… en la Week 9. Lógicamente, para Miami, es la última oportunidad de engancharse a la lucha por la AFC Este.
Análisis de la ofensiva.
Ha costado 8 jornadas, pero, finalmente, Brady encontró la fórmula para hacer que este ataque funcione, más allá de actuaciones individuales, sino de forma coral. La llegada de Amari Cooper, actuando como claro receptor uno, puede estar detrás de esta evolución de la ofensiva. No obstante, ante Seattle Seahawks, el egresado de la Universidad de Alabama apenas pisó el emparrillado y, sin duda, no fue la clave del buen hacer de la ofensiva, desmintiendo muchos de los artículos escritos por sesudos analistas durante la última semana.
Ante Seattle, funcionó el equipo en su conjunto, creciendo desde la conexión -cada vez más patente- entre Josh Allen y Keon Coleman. Pero es que, paradójicamente, cuando Allen buscó a Shakir o Kincaid… el ataque funcionó. Y todo presidido por un James Cook que tenía muchas ganas de reivindicarse, tras perderse el partido ante Titans y la exhibición realizada por el rookie Ray Davis. Ese fue el verdadero axioma que hizo carburar este ataque.
Ante Miami Dolphins, la receta debe seguir siendo la misma: Josh Allen debe disfrutar y seguir involucrando en el juego a todos sus efectivos. Se ve a un Josh alegre, templado, sin nervios, sabiendo lo que hace snap tras snap… y sabiéndolo ejecutar. Si Josh se divierte, el ataque de Buffalo Bills es casi imparable. La receta del éxito ofensivo ha llegado con el involucramiento de todos sus efectivos. En primer lugar, Josh tiene que seguir repartiendo el ovoide, dando de comer a todos sus efectivos. Nos congratulamos de que se viera, por fin, a Dawson Knox, que Dalton Kincaid fuera encontrado en la zona roja y fuera importante en fases del encuentro. Khalil Shakir debe seguir siendo el faro de este ataque, la válvula de escape de Josh. Amari Cooper puede tener un gran desempeño ante Dolphins y estar más involucrado en esta ofensiva. Además, puede ser un encuentro en el que la conexión entre Josh y Keon pase ya al siguiente nivel, del flirteo y las caricias iniciales a la cena, “postre” y desayuno, tras una noche de pasión.
La línea ofensiva está jugando bien, pero debe tratar de cometer menos penalizaciones. Y esto se consigue siendo más disciplinados y estando más atentos a cada instante del juego. Aaron Kromer está realizando una labor encomiable, pero esos errores individuales que, hasta el momento estamos sorteando, pueden costarnos muy caros a partir de esta fase de la temporada.
El juego terrestre vive días de vino y rosas al oeste del gran estado de Nueva York. James Cook supo reivindicarse, tras la gran actuación de Ray Davis ante Titans. Teniendo en cuenta las numerosas bajas de la defensiva de Miami, el juego de carrera debe asentarse, ha de percutir y horadar la zaga dolphin. Desde ahí, Josh debe ir asegurando el ovoide, moviendo las cadenas y machando a la defensa. Además, la kriptonita de esta defensiva ya sabemos que siempre han sido las carreras en scramble del propio Allen.
Puede ser un partido muy feo, en el que cueste hacer puntos, siempre y cuando demos por batido a un rival que llega muy débil. Por tanto, el ataque debe dar un golpe sobre el emparrillado del Highmark Stadium, desde el primer drive. Si Buffalo sale con los ojos inyectados en sangre y consigue producir y ser efectivo, Miami se puede caer y disolver como un azucarillo. Es el partido más importante de la temporada y la ofensiva de Bills ha de ser consciente de ello.
Análisis de la defensiva.
Bobby Babich nos deslumbró con un sistema defensivo que, prácticamente, anuló a una de las ofensivas más en forma de la liga. La zaga de Buffalo consiguió minimizar un ataque terrestre temible, en el que Kenneth Walker III y Zach Charbonnet estaban destrozando zagas rivales. Lógicamente, sería un necio si no hablara del componente suerte y de la ausencia de DK Metcalf. Con estos dos aspectos del lado Bills Mafia, nuestra defensa desquició a Geno Smith, que, hasta ese momento, lideraba el mejor ataque aéreo de la NFL. Lo más importante del encuentro frente a Seahawks es que, por primera vez en la temporada, la defensa salió enchufada desde el primer snap y su brillante actuación lo fue de principio a fin.
Ante Miami Dolphins, esperamos y deseamos que este nivel de la defensa siga en el mismo punto. Es un partido decisivo y Bobby Babich, sin duda, lo sabe. Recuperamos tanto a Terrel Bernard -líder indiscutible de esta defensiva- y a Von Miller, que, hasta su sanción, estaba siendo el puntal más agresivo y productivo de nuestro front seven. Dos altas que deben hacer subir el rendimiento de nuestra zaga.
En los partidos ante Miami, la presión a Tua siempre suele ser el camino más directo hacia la victoria. Por tanto, en este encuentro, necesitamos generar presión al hawaiano, tanto por el exterior como por el interior. Rousseau, Epenesa, Smoot, Solomon y un recuperado Von Miller deberán ejercer esa presión externa, mientras que DaQuan Jones, Ed Oliver y Austin Johnson han de tratar de perseguir a Tagovailoa por el interior.
Sin duda, el gran arma de Mike McDaniel, con el que Miami puede aspirar a ganar el partido, será el empleo por aire de sus corredores. De’Von Achane y Raheem Mostert son auténticas armas de destrucción masiva y se acomodan perfectamente a las máximas debilidades de nuestra zaga. Tratar de minimizar los efectos de estos dos agentes deberá ser la misión de nuestros linebackers y nickelbacks. Por tanto, Terrel Bernard, Dorian Williams, Baylon Spector, Taron Johnson y Cam Lewis tendrán una tarde muy atareada. Además, habrá que tener mucho cuidado con las jugadas en las que Tua busque a Jonnu Smith, ya que el tight end puede sorprendernos en más de una ocasión. Y Odell Beckham Jr., desde el slot, puede jugar también un papel importante.
Quiero hacer una mención especial al nivel de Taron Johnson que, tras recuperarse de su lesión, está jugando a un grandísimo nivel y asumiendo su rol de auténtico líder en esta zaga. Si Babich consigue un rendimiento All Pro en uno de los jugadores de cada nivel del emparrillado, soñar es gratis. Y tengo muchas esperanzas puestas en el final de temporada de Von Miller, Terrel Bernard, Taron Johnson y Christian Benford. Si Bishop jugara más snaps, la perfección, para mí, existiría.
Por último, haríamos mal en menospreciar las posibilidades de dos receptores tan peligrosos y explosivos como Tyreek Hill y Jaylen Waddle. Aunque en los últimos envites hemos sabido sortear estos dos obstáculos, la calidad y rapidez de estos dos agentes ahí está. Así que Rasul Douglas, Christian Benford, Taylor Rap, Cole Bishop y Damar Hamlin deben ofrecer su mejor versión.