Introducción.
El domingo, a las 19 horas, el Gillette Stadium de la localidad de Foxborough (Massachussetts) será testigo de un nuevo capítulo de la enconada rivalidad que se establece entre New England Patriots y Buffalo Bills. A pesar de lo que puedan decir las estadísticas y de las trayectorias harto distintas que llevan ambas franquicias, un duelo divisional siempre es impredecible, puesto que muchísimos factores externos e internos entran a escena.
Las huestes aleccionadas por el ínclito Bill Belichick anhelan que este partido ante Bills sirva de punto de inflexión para lograr encauzar el rumbo de una temporada, que parece abocada al fracaso. Aunque Patriots perdió en Las Vegas, se atisbaron los primeros brotes verdes en el equipo, lo que para una afición patriota, instalada en la negatividad -tras la pésima campaña pasada- supuso un auténtico bálsamo.
Por su parte, Buffalo Bills arriba al campo de uno de sus eternos rivales sumido en la incertidumbre, tras el pésimo rendimiento ofensivo de las dos últimas jornadas. La ofensiva liderada por Josh Allen estuvo a un nivel increíble en los envites ante Raiders y Commanders, alcanzando el éxtasis en su duelo frente a Dolphins. No obstante, el viaje a Europa no sentó bien a los del noroeste de Nueva York, realizando malas actuaciones en ataque contra Jaguars y Giants.
La afición #BillsMafia espera y desea que la explicación a tan bajo rendimiento sea algo coyuntural y responda a temas externos como la fatiga tras el viaje o un mal planteamiento ante los de Brian Daboll. A Allen se le dan bien sus enfrentamientos frente a los de Massachussetts y, seguro, espera encauzar y ajustar esta ofensiva de cara al duro calendario que le llegará a Buffalo en el próximo mes.
Las carreras en scramble de Josh – patspulpit.com
Ataque.
Toda la fanaticada de Buffalo Bills se pregunta si lo visto, desde el punto de vista del ataque, en los partidos ante Raiders, Commanders y Dolphins fue un espejismo, en medio de un desierto, que, realmente, definiría nuestra actual ofensiva. Es cierto que cambiar radicalmente un ataque de una temporada a otra es una empresa muy compleja. Más si trocas de una ofensiva vertical, aérea, que abandonó el juego terrestre y los pases en el primer nivel, a un ataque consistente, progresivo y que trata de involucrar a todos sus efectivos, prestando especial importancia a la carrera y a la zona underneath. Nadie más que Ken Dorsey tiene la respuesta a este ignoto enigma.
Quizá, la explicación a tan mal desempeño frente a Jaguars y Giants venga radicalmente unido a cierto desdén en las preparación de ambos encuentros, aderezado por un caótico plan de vuelo a Londres. Daboll y Martindale bajaron al fango y todo Buffalo -incluido un alocado Josh Allen- entró en este juego. Llega el momento de la verdad y Buffalo Bills debe empezar a ser constante en su juego, abandonando los continuos dientes de sierra.
Bill Belichick planteará, sin duda, una tela de araña que Allen y Dorsey tendrán que sortear. Sin duda, la clave del partido, teniendo en cuenta las dificultades que tiene Patriots para anotar, será minimizar cualquier fallo, que pueda traducirse en puntos para Patriots. Allen deberá serenar su juego, buscar la mejor opción y evitar cualquier turnover. La guardia pretoriana formada por Morse, McGovern, Torrence, Dawkins y Brown deberá dar el tiempo necesario a Josh, para buscar la mejor opción en corto o tratar de romper la defensa de New England por tierra (algo que, en los últimos años, está matando a la defensiva de Belichick). Cierto es que, con las bajas de Judon y Uche, el pass rush patriota queda muy mermado, pero, sin duda, que Belichick buscará soluciones… desde el blitz,
Dalton Kincaid volverá a estar disponible, lo que supone una gran noticia para nuestra ofensiva. Es necesario que Dorsey involucre, cada vez más, en su playbook, al egresado de la Universidad de Utah. Junto a Kincaid, Dawson Knox debe ser una referencia, en el primer nivel, que reste presión a Allen, ante las potenciales acometidas de la defensa de Patriots.
Uno de las conclusiones más graves del pasado duelo ante Patriots fue la dependencia -casi total- de Allen en los pases a Stefon Diggs. Sin duda, Stefon es nuestro mejor receptor, pero tanto pase -incluso en doble cobertura- al de Maryland puede sentar un precedente peligroso para las zagas rivales. Por tanto, Allen debe volver a involucrar a todas sus armas ofensivas. Si Shakir, Davis, Cook, Kincaid, Knox y Harty son relevantes en este partido, será un síntoma claro de que nuestra ofensiva vuelve a funcionar.
Por último, será vital que nuestro juego terrestre sea importante. Tras una primera mitad horrible, nuestro backfield se asentó en el tercer y último cuarto del partido frente a Giants. Ante Patriots y su previsible maraña defensiva, Cook y Murray deberán establecer el juego de carrera, ya sea con carreras por el interior o buscando la zona de los números. Además, las carreras en scramble de Allen también se antojan decisivas.
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Defensa.
¡El Rey ha muerto! ¡Viva el Rey! Esta proclama -usada en la sucesión de Enrique III de Inglaterra por Eduardo I de Inglaterra- parece ser el lema que describe perfectamente lo que está viviendo la defensiva liderada por Sean McDermott. Se fue Tremaine Edmunds, se produjo la irrupción de Terrel Bernard. Cayó Tre White, esperamos que Elam asuma su liderazgo. Daquan Jones se lesionó, Settle, Phillips y Ford tratarán de hacer olvidar al excelso defensive tackle. ¿Quién puede sustituir a Milano? Sin duda, la gran y única noticia -aparte del triunfo- del partido ante Giants fue la irrupción de Dorian Williams, que dejó muy buenas sensaciones, mostrando su alucinante rango y sus buenas lecturas por el exterior, junto con un derroche físico brutal.
Sean McDermott ha dado un giro de 180 grados a una defensa, que luce mucho más agresiva, más física, más variada y en la que prima el sistema muy por encima de los nombres.
El interior de nuestro pass rush sumará una baja más ante Patriots: la de Ed Oliver. Por tanto, Settle, Phillips y Ford tendrán la misión de frenar la carrera de Patriots y tratar de ejercer presión a Mac Jones por el interior. La zona externa de nuestro pass rush luce de forma brillante, así que Von Miller, Floyd, Epenesa y Rousseau harán que Mac Jones pase una tarde nada confortable en Foxborough. Esa será una de las claves del partido: aprovechar la notoria debilidad de la línea ofensiva de Patriots para presionar a Jones.
Terrel Bernard seguirá siendo el comandante en jefe de nuestra zaga, mostrando esas dotes -innatas- de liderazgo. El crecimiento del egresado de Baylor está siendo sensacional. Su pareja de baile volverá a ser Dorian Williams, que, tras su exhibición ante Giants, se ha hecho acreedor a ser el sustituto de Milano. Ambos muestran un poderío físico terrible, complementándose a la perfección. Dorian crece al lado de un Bernard que sabe leer y anticiparse a los movimientos del ataque rival. Por su parte, nuestro nickel, Taron Johnson, viene de subir su nivel y realizar su mejor encuentro de la temporada. Teniendo en cuenta los problemas de secundaria, este crecimiento de Taron es importantísimo.
El talón de Aquiles de la defensiva “made in McDermott” es, sin duda, nuestra secundaria. Hyde y Poyer aún están lejos de su nivel de antaño, aunque se espera que vayan llegando a su cenit. No entiendo la infrautilización de Taylor Rapp, que está jugando, principalmente, en special teams. Respecto a los cornerbacks, es vital que Kaiir Elam vaya sumando snaps defensivos y recupere la forma con la que terminó la pasada campaña. Christian Benford y Dane Jackson han de seguir creciendo y, quizá, este partido, ante Patriots, sea un buen momento. Que nuestra unidad de cornerbacks empiece a ser importante es la clave para que Buffalo Bills aspire a grandes cotas esta temporada.
Una pareja con mucho futuro – buffalorumblings.com
@EduBillsMafia